viernes, 27 diciembre, 2024

De Javier Milei a Donald Trump: por qué la economía de hoy en día queda en manos de banqueros y traders

Scott Bessent sabe quebrar un banco central. Tenía 29 años cuando hundió uno.

Trabajaba para George Soros apostando a que la libra esterlina sufriese una devaluación tan fuerte (1992) que obligó al Banco de Inglaterra a salirse de un mecanismo de administración de monedas que coordinaban los países europeos antes del euro. Los especuladores ganaron US$1.000 millones en una de las jugadas más audaces de las finanzas globales post Muro de Berlín.

Bessent será el secretario del Tesoro de Donald Trump, el cargo más importante en el mundo de la economía en paralelo con el de titular de la Reserva Federal (ministerio de Economía y el banco central de EE.UU.)

Lo que hizo Bessent con Soros en los 90 se llama shortear y es cuando un inversor piensa o cree que el precio de un bien está sobrevaluado y valdrá menos en el futuro. ¿Qué hace entonces? Pide libras prestadas, se da vuelta, compra dólares y se sienta de brazos a esperar que el tipo de cambio suba. Cuando la libra se devalúa, vende los dólares (obtiene más libras) y cancela el préstamo original. Le sobran libras y esa es su ganancia.

“Pusimos al banco contra la pared”, contó Bessent en una entrevista para el libro More money than God de Sebastian Mallaby.

Bessent ha sido descripto por muchos de sus conocidos durante estos días como un especialista en llevar estadísticas de vulnerabilidades, fragilidades y desequilibrios de las economías de los países. Muchas decisiones de los gobiernos se toman alrededor de esas fallas que los mercados no ven (muchas veces no quieren ver) y otros se aprovechan (Soros).

Bessent repitió lo que hizo con Inglaterra en Japón diez años atrás. Y más acá en el tiempo apostó a que la tasa de inflación en EE.UU. no bajaría tan rápido (tuvo razón).

John Maynard Keynes decía que en economía no hay leyes sino consecuencias, algo que resulta clave para entender cómo los banqueros y traders muchas veces reaccionan en los mercados de deuda. Se dice que Bessent era bueno en lo que se llama ‘efecto mariposa’, esto es, si la demanda china se enfría, la siderurgia en Pensilvania o la agricultura en los ranchos de Montana, se perjudican.

Hace poco José Luis Daza, viceministro de Economía de Luis Caputo, contó sobre su pasado en Wall Street: trabajó en áreas de research de bancos y fondos (incluso junto al propio ministro), diseccionando crisis financieras en países emergentes. Según el economista, aquel ejercicio le permitió entender por qué había economistas sólidos en formación económica pero no en finanzas que supiesen la función de reacción del mercado a una devaluación de una moneda.

Para Caputo y Bessent es clave enviar un mensaje claro a los mercados en materia fiscal para así abaratar el costo de la deuda. Pero además, sus presidentes, tanto Milei como Trump, creen que el tipo de cambio es una variable crucial para la suerte de sus planes. Qué mejor entonces que dos traders en el Tesoro: para Milei, el dólar es clave por su impacto en la inflación, para Trump por la manipulación de China de su moneda.

La tentación de pensar que todas las variables son controlables puede hacer querer entender más. Bessent, politólogo de formación, se pasó los últimos años enseñando Historia en Yale. Ben Bernanke, expresidente de la Reserva Federal, aplicó nociones de Historia Económica y lo que aprendió en su tesis doctoral cuando le tocó enfrentar la crisis financiera de 2008 de las hipotecas. Años después recibió el Premio Nobel.

Pero uno de los aspectos que Bernanke más ha subrayado, sin embargo, de su experiencia es que hay límites en la vida real: una cosa es estudiar y otra lidiar con gente.

“En el Gobierno hace falta habilidades personales y lidiar con la política mientras que cuando uno es académico se desempeña por sí mismo y en un pizarrón”, dijo Bernanke sobre la cultura nerd de las aulas. En el Tesoro hay casi 100.000 empleados.

Esto mismo puede aplicarse por lo tanto a las personas que trabajan o viene de Wall Street si piensan que existe y hay un único punto de equilibrio. ¿Y si no es así? ¿si hay disensos? “Bessent es conocido más por utilizar su tiempo en hurgar en libros, datos y papers que mantener reuniones con sus equipos”, escribió The New York Times esta semana.

El mismo aspecto que Bernanke señaló lo hizo Robert Rubin, antecesor en el cargo de Bessen, el hombre que bajó el déficit fiscal en EE.UU. durante los 90. Para él fue clave el rol del Presidente (Bill Clinton) en enviar un mensaje claro de austeridad. Rubin también venía de Wall Street (Citibank).

Estados Unidos ha tenido secretarios de Tesoro provenientes del sector real de la economía (Paul O’Neill y John Snow con George Bush) y otros de las finanzas (Rubin, Tim Geithner y ahora Bessent).

Para muchos exministros argentinos el país casi siempre terminó pidiendo prestada más plata con el último grupo. En ese sentido, todo indica que esta vez no será diferente: la Argentina está cada vez más cerca de volver al mercado y un secretario del Tesoro de Wall Street estará a la espera aguardando a Caputo.

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