El fallecimiento de Juan Urquijo de la Sierra, a los 63 años, marca el final de una vida profundamente marcada por el escándalo, el juicio público y el peso de un crimen que conmocionó a España. Este lunes, el empresario y heredero del marquesado de Urquijo falleció en una clínica madrileña a causa de una larga enfermedad. A pesar de haber vivido sus últimos años lejos del foco mediático, en Panamá, su vida estuvo siempre atravesada por los ecos del asesinato de sus padres, los Marqueses de Urquijo, en 1980.
La noche del 1 de agosto de 1980 fue un punto de quiebre para la familia Urquijo. Los marqueses Manuel de la Sierra y Lourdes de Urquijo fueron brutalmente asesinados en su finca de Somosaguas, un caso que rápidamente se convirtió en el crimen más mediático de la época. Si bien Rafael Escobedo, exmarido de Myriam, la hermana de Juan, fue condenado como autor material, el caso nunca dejó de estar rodeado de sospechas y teorías conspirativas.
En aquel momento, Juan, que tenía apenas 21 años, se encontraba estudiando en Londres. Sin embargo, su ausencia no lo libró de los señalamientos. Durante los años posteriores al crimen, su nombre fue vinculado en múltiples ocasiones al caso, especialmente por testimonios como el de Vicente Romero, mayordomo de los marqueses, y por informes policiales que sugerían su implicación. Aunque siempre mantuvo su inocencia y la justicia lo exculpó, el juicio mediático fue implacable.
Juan era el segundo hijo del matrimonio formado por los Marqueses de Urquijo, una de las familias más influyentes de la aristocracia española. Nacido en Madrid en 1958, parecía destinado a continuar con el legado empresarial de su familia, particularmente en el Banco Urquijo, fundado por su tatarabuelo en 1870. Sin embargo, los conflictos familiares y la trágica muerte de sus padres hicieron que su trayectoria tomara un rumbo diferente.
El asesinato no solo fracturó la familia, sino que también puso de manifiesto las tensiones entre Juan y su padre, especialmente en torno a la fusión del Banco Urquijo con el Banco Hispano Americano, una operación que el marqués desaprobaba. Estas desavenencias fueron ampliamente documentadas por la prensa, alimentando aún más las especulaciones sobre la relación entre Juan y el crimen.
El retiro en Panamá y su vida privada
Agobiado por el constante escrutinio público, Juan decidió trasladarse a Panamá, donde se centró en sus negocios. Casado desde 2000 con Rocío Caruncho Fontela y padre de tres hijos, Juan adoptó un perfil bajo en los últimos años de su vida. Sus visitas a España se limitaron a eventos puntuales, como la boda de su sobrino Alejandro en 2016.
A pesar de los intentos por mantenerse lejos de la polémica, la sombra del asesinato de sus padres nunca dejó de perseguirlo. Incluso décadas después, en 2012, Juan llevó a los tribunales a RTVE por un episodio de la serie La huella del crimen que, según él, lo señalaba injustamente como autor intelectual del caso. Aunque su demanda fue desestimada, el caso reflejó su persistente lucha por limpiar su nombre y proteger su legado.
Con su muerte, se cierra un capítulo en la historia de una de las familias más emblemáticas y controvertidas de España. Juan Urquijo de la Sierra será recordado no solo como el heredero de un título nobiliario, sino como un hombre que, a pesar de la adversidad, intentó reconstruir su vida lejos del ruido mediático.
VO