Mariana de Melo, quien saltó a la fama hace más de una década y fue conocida por su carisma y por ser una de las figuras más destacadas de la farándula argentina, hoy lleva una vida completamente diferente.
Alejada del espectáculo, disfruta de la tranquilidad junto a su familia. La vedette, que ganó notoriedad por su vínculo con Ronaldinho y su trabajo con Gerardo Sofovich, después de sobrevivir a un grave accidente en 2007, encontró en la vida familiar su verdadero propósito.
Nacida el 9 de enero de 1981 en el 2 de mayo, Misiones, Mariana de Melo enfrentó una infancia difícil. Abandonó Fueda por su madre y trabajó limpiando casas antes de alcanzar la fama. Sin embargo, la exposición y el ritmo frenético de la televisión no tardaron en pasarle factura.
“Antes mi vida era alocada y no me hacía bien. Hoy soy feliz con mi marido y mis dos hijas. Disfruto de esta tranquilidad”, reflexiona la mujer de 44 años.
En diciembre de 2007, cuando su carrera estaba en pleno apogeo, Mariana sufrió un accidente que marcó un antes y un después. Tras participar en un desfile en Santa Rosa, La Pampa, emprendió el regreso a Buenos Aires en un remís. A la altura de Pehuajó, el vehículo chocó de frente con una cosechadora, dejando un saldo trágico: el chofer murió, y Mariana quedó gravemente herida.
La lista de lesiones era alarmante: hemorragias internas, fracturas múltiples, heridas cortantes y un edema cerebral. Durante su traslado en un avión sanitario, su corazón se detuvo por unos segundos, pero los médicos lograron reanimarla. “Fue un milagro que sobreviviera”, reconoció tiempo después.
El proceso de recuperación fue largo y doloroso. Mariana de Melo pasó por múltiples cirugías y largos períodos de internación. “Le pedía a Dios que me llevara”, recuerda. Sin embargo, su fortaleza prevaleció, y aunque los médicos le dijeron que podría no ser madre, la vida tenía otros planos para ella.
En 2011 conoció al empresario alimentario José Fortunato, con quien construyó una nueva vida. A pesar de las dificultades, la pareja logró formar una familia. En 2017 nació Lupe, su primera hija, tras un tratamiento médico, y en 2018 llegó Zoe, su segundo milagro.
Hoy, Mariana disfruta de una vida alejada del espectáculo, lejos de las luces y los escándalos. Atrás quedaron los años de protagonismo en el teatro y la televisión. Ahora dedica su tiempo a su familia, encontrando la felicidad en los pequeños momentos.
“Estoy en paz. No le puedo pedir más a la vida”, concluye Mariana de Melo , quien dejó atrás una etapa marcada por el drama y la exposición para abrazar una vida plena junto a los suyos.