Diferentes ciudades del mundo apuestan por el teleférico como solución al tráfico

Durante décadas, las grandes ciudades han confiado en trenes subterráneos, tranvías y autobuses para movilizar a millones de personas. Sin embargo, una solución innovadora está ganando terreno sobre el asfalto: los teleféricos urbanos. Este medio de transporte, antes asociado principalmente al turismo, se posiciona ahora como una alternativa eficiente para enfrentar la congestión del tráfico, reducir las emisiones contaminantes y optimizar los tiempos de viaje.

Una de las principales razones detrás de la popularidad creciente de los teleféricos es su costo relativamente bajo en comparación con otras infraestructuras de transporte público como túneles o autopistas elevadas. Según Steven Dale, de la firma SCJ Alliance, “se puede construir un sistema básico en un año”, lo que reduce significativamente los tiempos y costos de implementación. Además, su construcción no requiere modificar carreteras ni perforar el suelo.

Desde una perspectiva práctica, los teleféricos se destacan por su capacidad de atravesar terrenos complicados, como montañas o ríos, y por el mínimo espacio que ocupan a nivel del suelo. Leonard Lee, de Swyft Cities, explica que este medio de transporte puede llevar más personas de lo que aparenta y con una infraestructura simple que solo requiere postes y cables. Los pasajeros disfrutan, además, de vistas privilegiadas que transforman un viaje rutinario en una experiencia agradable, algo que pocos medios pueden ofrecer.

Otro punto a favor es la seguridad. En Suiza, por ejemplo, los teleféricos han sido reconocidos como el medio de transporte más seguro. Y al operar sobre los niveles del tráfico terrestre, pueden evitar atascos y ofrecer una alternativa confiable, especialmente en zonas de difícil acceso.

A pesar de sus ventajas, los teleféricos enfrentan limitaciones. El mal clima, especialmente los vientos fuertes, puede afectar su funcionamiento, generando riesgos de balanceo peligroso o cierres temporales. Además, en casos de emergencia, rescatar a los pasajeros atrapados a gran altura puede ser un desafío técnico y logístico.

Otro inconveniente es su capacidad limitada para transportar pasajeros. Aunque pueden ser eficientes en trayectos cortos, no están diseñados para cubrir distancias mayores a siete kilómetros ni para alcanzar altas velocidades, con un máximo de 43 kilómetros por hora. Esto puede dificultar su integración en sistemas de transporte más extensos y rápidos.

Finalmente, accidentes como el ocurrido en Turquía en 2023, donde un teleférico se detuvo por un fallo técnico dejando a 174 personas atrapadas durante 23 horas, han generado preocupación por la seguridad y el mantenimiento de estos sistemas.

El uso de teleféricos para el transporte de personas tiene más de un siglo de historia. En 1908, el Kohlerer Bahn se inauguró en los Alpes tiroleses de Italia para conectar una posada en la cima de una montaña con el valle. Desde entonces, este medio se ha asociado principalmente con estaciones de esquí y zonas turísticas, ofreciendo a los visitantes vistas aéreas únicas mientras superan terrenos escarpados.

Aunque históricamente su uso fue limitado al turismo, la versatilidad de los teleféricos los ha convertido en una solución viable para el transporte urbano, especialmente en ciudades con geografías complejas.

El punto de inflexión para los teleféricos urbanos ocurrió en 2004 con la inauguración del Metrocable de Medellín, Colombia. Este sistema conectó zonas periféricas en colinas con el centro de la ciudad, transformando un viaje de más de dos horas en un trayecto de apenas 20 minutos. A partir de entonces, los teleféricos se han convertido en una herramienta clave para mejorar la accesibilidad en áreas urbanas densamente pobladas, especialmente en América Latina.

Ciudades como La Paz, México y Bogotá han seguido este ejemplo, integrando teleféricos en sus sistemas de transporte público. En Europa y América del Norte, aunque más lentamente, también están comenzando a adoptar esta tecnología. Según Dale, una vez que ciudades como París completen sus proyectos en 2025, los teleféricos podrían expandirse rápidamente en occidente.

1. Medellín, Colombia: como se señaló más arriba, el Metrocable cambió la ciudad, conectando barrios marginales con el centro y reduciendo drásticamente los tiempos de viaje. Su éxito inspiró a otras ciudades del mundo.
2. La Paz, Bolivia: “Mi Teleférico” es el sistema de teleféricos más extenso del mundo, con 30 kilómetros de líneas que conectan a más de dos millones de personas. Su capacidad para superar el terreno montañoso y congestionado de La Paz lo convierte en una solución esencial para la movilidad.
3. Toulouse, Francia: En 2022, esta ciudad inauguró Téléo, el primer sistema de teleféricos de Europa. Con tres estaciones y góndolas que transportan a 34 pasajeros cada 90 segundos, ha mejorado significativamente la conectividad en la ciudad.
4. Ciudad de México: el Cablebús y el Mexicable son dos sistemas que complementan el transporte público de esta megaciudad. Integrados con el metro y los autobuses, estos sistemas no solo reducen la congestión, sino que también disminuyen las emisiones de carbono.
5. Guayaquil, Ecuador: la Aerovía conecta Guayaquil con su suburbio Durán, ofreciendo un viaje rápido y accesible sobre el río Guayas. Desde su inauguración en 2021, ha aliviado el tráfico en el único puente que conectaba ambas áreas.
6. Portland, Estados Unidos: aunque es un tranvía aéreo más que un teleférico tradicional, el sistema de Portland ha demostrado ser eficaz para conectar áreas residenciales y recreativas.
7. Argel, Argelia: con 13 líneas en todo el país, Argel lidera el uso de teleféricos en África. La línea Bab el Oued conecta barrios aislados por montañas con el centro de la ciudad, confirmando la versatilidad del sistema en diferentes entornos geográficos.

El transporte en teleférico, con sus ventajas únicas y desafíos específicos, está marcando un cambio en la forma en que las ciudades abordan la movilidad urbana. Desde su nacimiento en los Alpes italianos hasta su integración en grandes metrópolis como Medellín o Ciudad de México, los teleféricos demuestran ser una solución eficiente, sostenible y, en muchos casos, indispensable para un futuro urbano más conectado.