Con apenas 30 años colgó los botines y dejó atrás el mundo del fútbol para convertirse en sacerdote.
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Fue figura en el Norwich City, ganó miles de dólares al año, pero dejó todo para convertirse en sacerdote.
Nacido en Irlanda del Norte, Philip Mulryne se destacó en sus inicios en el fútbol europeo, pasando por clubes de renombre como el Manchester United y el Norwich City. Formado en la academia de los «Red Devils», debutó en la Premier League en 1998 junto a figuras de gran renombre. Sin embargo, su carrera mostró altos y bajos, marcados por traspasos y un crecimiento constante en el terreno de juego.
Tras retirarse en 2008, su vida dio un giro inesperado y radical. Alejado del ambiente mediático y de la fama del fútbol profesional, Mulryne optó por la vocación religiosa, ingresando en un monasterio y dedicándose a la vida sacerdotal.
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Fue parte de la generación dorada del United, pero el fútbol no le dio la satisfacción que encontró en la religión.
Cómo fue la carrera de Philip Mulryne
Philip Mulryne inició su trayectoria en el Manchester United, donde compartió vestuario con leyendas como Teddy Sheringham y David Beckham. Su aparición en la Premier League marcó el comienzo de una carrera prometedora que lo llevó a ser transferido al Norwich City en 1999 por 500.000 libras esterlinas, cifra que reflejaba el potencial que mostraba en el campo. Con más de 150 partidos disputados en la liga, se ganó el cariño de los hinchas y se consolidó como un jugador fundamental en el plantel.
Posteriormente, el ex mediocampista tuvo breves pasos por clubes como Cardiff City, Leyton Orient y King’s Lynn Town, etapas que reflejaron la caída en su rendimiento deportivo. Estos periodos marcaron el inicio de su distanciamiento con el mundo del fútbol. Su carrera se caracterizó por altibajos que, en última instancia, lo llevaron a considerar sus prioridades.
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En el Manchester United compartió vestuario con leyendas, aunque no logró consolidarse en el equipo.
La vida de Philip Mulryne después de colgar los botines
Al concluir su carrera en 2008, Philip Mulryne experimentó una profunda desilusión con el estilo de vida que le ofrecía el mundo deportivo, lo que lo impulsó a buscar un nuevo camino. Su decisión de inscribirse en el Pontificio Colegio Irlandés en Roma, donde estudió filosofía y teología, marcó el inicio de una transformación personal y espiritual. Pocos meses después, adoptó la vida monástica y se dedicó a la Iglesia Católica como sacerdote.
En la actualidad, el ex mediocampista vive en un monasterio y comparte su día a día con quince hermanos. Aunque su entorno es completamente distinto al de las canchas, Mulryne mantiene un vínculo con el fútbol a través de resúmenes breves que revisa en la sala de computadoras. Su relato sobre la transición de los estadios a la vida religiosa refleja un cambio profundo que lo alejó del mundo de los excesos y la fama, reafirmando su compromiso con una existencia basada en la reflexión y el sacrificio.