“¿Alguna vez tuviste un deja-vu?”. “¿No me acabas de preguntar eso?”. El diálogo entre Rita y Phill Connors, o Andie MacDowell y Bill Murray, es una síntesis perfecta de El día de la marmota, el film de Harold Ramis que se estrenó en 1993 y que describe con audacia y simpatía la pesadilla existencial de un periodista meteorólogo que queda atrapado en el tiempo mientras cubre una extraña tradición -un festival anual- en un pequeño pueblo de Pensilvania. La película, madre de las ficciones sobre bucles temporales, no solo se ganó el cariño del público: su título quedó en la cultura popular como sinónimo de aquello que se repite una y otra vez.
El día de la marmota narra la historia de Phill Connors, un reportero insensible enviado a cubrir las festividades del 2 de febrero en Punxsutawney cuya existencia queda atascada en el tiempo: de repente todos los días, a las 6 de la mañana, su vida se reinicia en el mismo punto con “I got you Babe”, el clásico de Sonny y Cher que funciona como despertador. A lo largo del relato, el malhumorado cronista descubre cómo usar la falla del sistema a su favor, al tiempo que intenta enamorar a Rita, su correcta y adorable productora.
Con un presupuesto inicial de 14 millones de dólares, la película se convirtió rápidamente en un éxito de taquilla, logró una recaudación inesperada de 105 millones de dólares y entró en el ranking de las películas más vistas ese año. Además, impresionó a la crítica, fue candidata a varios premios de la industria y se alzó con un Bafta a mejor guion original.
Aunque Bill Murray y Harold Ramis formaban una de las duplas creativas más celebradas en aquel momento, el actor no fue la primera opción del director cuando pensó en el intérprete indicado para darle vida a Phill Connors. Tom Hanks, el joven bonachón que había sorprendido con sus dotes humorísticas en Despedida de Soltero, Splash y Quisiera ser grande, y Michael Keaton, el hombre de Batman y Beetlejuice, estaban primeros en la lista. Pero Hanks era “demasiado amable” y Keaton no terminó de convencer a los productores. Así, el pesado abrigo de Connors quedó colgado en el perchero de Murray, y el actor -pese a su mal recuerdo- logró crear a uno de los personajes más odiosos y soberbios y a la vez queribles del momento.
En 1993, Murray repasó su trabajo en el set de Today. “Eres un completo idiota en la película”, lo encaró la periodista. Murray, con un sombrero de paja en la cabeza y un extraño ramo floral en su mano izquierda, reaccionó como su personaje: “Entonces deberías estar conmigo todo el tiempo”, disparó con sarcasmo. Luego le preguntaron por el argumento del film y cómo fue revivir el mismo día una y otra vez. “Me quedé atrapado en la película. Eso fue lo que me pasó. Tuve que encontrarme con la misma gente todos los días, vestir la misma ropa. Fue una pesadilla”, argumentó.
En ese momento también habló de su complicada relación que forjó con la marmota. “La que conseguimos en Punxsutawney la sacaron de una madriguera unos 31 días antes”, reveló. “No es precisamente un animal doméstico, amigos, si es que pensaron en comprar uno para sus casas, porque cuando te muerden, lo hacen repetidamente en el mismo lugar, y esa es una clase de relación que no funciona”, ironizó. “Esta es probablemente la entrevista más extraña que hice”, cerró la periodista el encuentro.
Mientras el público aprendió a amar a Phill Connors, Murray no quedó con el mejor de los recuerdos de aquella experiencia. ¿Los motivos? Una crisis matrimonial y una amistad rota. En el plano amoroso, el actor no pasaba el mejor momento con su entonces esposa, Margaret Kelly, la madre de sus dos hijos mayores. La pareja se terminó de romper poco tiempo después. Años después trascendió que fue en el set del film donde conoció a la diseñadora de vestuario Jennifer Butler, con quien se casó en 1997 y con quien tuvo cuatro hijos más. Incluso los rumores en ese momento señalaron un romance entre ellos en el ficticio pueblo de Punxsutawney.
El vínculo con Kelley no fue el único que se resintió mientras Murray repetía una y otra vez el mismo día para la ficción. En ese rodaje su amistad con el actor y guionista Harold Ramis, a quien conoció en la década del 70 en The Second City -un famoso grupo de comedia de improvisación- y con quien trabajó en películas icónicas como Los cazafantasmas, se vio resentida. Las diferencias surgieron cuando Murray comenzó a intervenir en el guion. Las llamadas a las dos de la madrugada molestaron tanto a Remis que le pidió a Danny Rubin, el guionista original, que atienda las observaciones del protagonista, mientras que el actor fingía no estar disponible cuando Ramis intentaba hablar con él.
“A veces, Bill era irracionalmente mezquino e indisponible; llegaba siempre tarde al set”, declaró Ramis a The New Yorker aquel entonces. “Lo que me gustaría decirle es lo que les decimos a nuestros hijos: ‘No tienes que hacer berrinches para conseguir lo que quieres. Simplemente di lo que quieres’”, agregó. Los principales puntos de conflicto tenían que ver con el abordaje de la historia: Murray quería una perspectiva más filosófica y Harold insistía en que se trataba de una comedia. Pese al éxito del film, Murray y Ramis no volvieron a dirigirse la palabra hasta unos meses antes de la muerte de Ramis, en febrero del 2014.
En sus memorias, “La hija de los Cazafantasmas: La vida con mi papá, Harold Ramis”, Violet Ramis Stiel reveló los detalles de ese reencuentro. “Al estilo clásico de Bill, se presentó en casa sin avisar, a las 7 de la mañana, con una escolta policial y una docena de donas”, explicó. “Mi padre no podía hablar mucho en ese momento, así que no entraron en detalles ni repasaron lo sucedido, pero pasaron un par de horas juntos, se rieron un poco e hicieron las paces”, sumó. “Harold Ramis y yo hicimos juntos el National Lampoon Show off Broadway, Meatballs, Stripes, Caddyshack, Los Cazafantasmas y El Día de la Marmota. Se ganó la vida en este planeta. Que Dios lo bendiga”, lo homenajeó Murray en la entrega de los premios Oscar del 2014.
En marzo de este año, el propio Murray habló del famoso episodio con la marmota con la que actuó. La estrella de Hollywood revivió aquel incidente en el podcast Hot Ones de First We Feast luego de que Sean Evans le preguntara si era cierto que había tenido que vacunarse contra la rabia como consecuencia de las repetidas mordeduras del animal. Con el dedo medio de la mano derecha en alto, Murray exclamó: “No te estoy haciendo una señal obscena. Eso de ahí, ese nódulo, es de la marmota. Es real”, sorprendió.
Según recordó el actor, la marmota lo mordió “dos días seguidos”. Para evitar más lesiones, Murray recordó que se puso guantes de pescador de acero debajo de los guantes que llevaba. “Los dientes de la marmota atravesaron el acero”, lamentó. De inmediato, contó que su sorpresa fue mayúscula cuando los cuidadores del animal le confesaron que se trataba de una marmota salvaje y que la habían capturado en un campo dos semanas antes del rodaje.
A contramano del recuerdo de Murray, Trevor Albert -productor junto a Ramis- dio otra versión de la historia. En una nota publicada en el 2018 en Eonline por los 25 años del film relativizó aquella anécdota. “Lo de la mordedura, creo, es una leyenda urbana”, expresó. “La difícil relación entre la marmota y Bill probablemente sea la descripción verdadera”, explicó, y cargó las tintas sobre el actor. “No dije que no intentara morderlo. Creo que quería morderlo. Mucha gente quería morderlo”.
30 años después del estreno de El día de la marmota, MacDowell reveló en un programa de televisión el lugar que le dio al film dentro de su filmografía. “Para mí fue una película perfecta”, expresó la actriz de 54 años en una charla con los conductores de Today. ¿Los motivos? Primero, por su “profundo mensaje”, explicó. “Es como ´Qué bello es vivir´, en el sentido de que ves esta película y te hace darte cuenta de lo maravillosa que es la vida y de cómo ser una buena persona”, explicó. “Tiene un mensaje muy profundo, y creo que eso es lo que la hace, además de divertida, tan hermosa”.
De la misma forma que su personaje quedó rendida ante los encantos de Phil Connors, MacDowell reveló lo divertido que fue para ella trabajar con Murray. “Te diré lo gracioso de él: no sabes qué esperar. Es una persona única”, confesó en 2019 la actriz a Yahoo Entertainment. “Es extremadamente creativo. Fresco. Cada vez que hace una escena, es fresca, es nueva, le añade matices. Fuera de cámara, es igual de raro, tal vez más raro. Porque simplemente es él mismo”, agregó.
Para escenificar sus dichos, MacDowell reveló algunas anécdotas. “La gente venía de todas partes a verlo. Y los viernes por la noche decía: ‘Lo siento, amigos. No doy autógrafos los viernes’. No importaba de dónde vinieran. Pero lo gracioso era cómo lo decía, la gente lo aceptaba. No estaban enojados con él. Nadie estaba enojado ni le decía cosas feas”.
Luego de varios retoques de guion y cambios en el texto original, el resultado final del proyecto fue una película con un mensaje esperanzador: el irascible y malhumorado Phill por fin entiende que, en lugar de enojarse con el destino, puede usar el bucle temporal para servir a los demás. Con los años, muchos grupos espirituales encontraron en la historia un ejemplo para ayudar a entender sus enseñanzas. Sin embargo el productor de la película, Trevor Albert, aseguró en una charla con E! News que nunca hubo una intención específica en los productores de incluir una metáfora religiosa.
“Poco después del estreno de la película, empezamos a recibir cartas que decían: ‘¡Dios mío, la comunidad budista les agradece por hacer esta película!‘”, recordó Albert. “Una semana después, recibimos un correo de un rabino que decía: ´Qué hermosa manera de honrar la religión judía´”, repasó. “Después de hacer una película, sobre todo esta, la gente tiene muchas teorías e imagina muchas intenciones detrás de ella”, siguió. “Teorizan sobre cuántos días duró, cuál era la intención, si era una película religiosa y todo eso. Simplemente disfrutamos escuchando a la gente, ya sabes, aportar su propia perspectiva, como con una buena obra de arte”, completó.
Conforme a los criterios de