A lo largo de los años, Agustina Cherri ha demostrado que su vínculo con la naturaleza, la familia y la autenticidad no es una pose para las redes. Ese mismo espíritu se refleja en su casa, una propiedad que compró cuando apenas tenía 15 años, con su primer sueldo como protagonista de Chiquititas, y que hoy es su refugio personal.
La actriz reveló cómo es esa vivienda ubicada en un barrio cerrado de Pilar, que adquirió en plena adolescencia con el fruto de su trabajo en televisión. Desde entonces, ese espacio la acompañó en distintas etapas de su vida y fue testigo de su crecimiento personal, profesional y como así de sus viajes en familia.
Cherri apostó desde muy joven por un entorno que le ofreciera tranquilidad y conexión con lo natural. Por eso eligió una propiedad con mucho verde, un jardín amplio y zonas exteriores que hoy son clave en su rutina diaria. Con el paso del tiempo, la casa fue transformándose y adaptándose a sus nuevas necesidades.
El diseño del hogar fusiona lo rústico con lo moderno. La madera es el gran protagonista en pisos, techos y muebles, aportando una calidez inconfundible. A esto se suman detalles industriales como estructuras metálicas y texturas en paredes que logran un equilibrio entre lo campestre y lo actual.
Una de las zonas favoritas de Agustina es su cocina, que fue remodelada recientemente. Con mobiliario de madera, revestimientos en tonos neutros y toques metálicos, es un espacio funcional y estéticamente armonioso. El living, en tanto, refleja un clima de hogar gracias a un sillón capitoné, una estufa y grandes ventanales.
Pero sin dudas, el corazón de la casa está afuera. La actriz instaló una huerta donde cultiva hortalizas y árboles frutales, y suele compartir en sus redes sociales parte de su cosecha. Esta elección no solo responde a una preferencia estética, sino también a su filosofía de vida sustentable.
La piscina, rodeada de vegetación, es otro de los rincones preferidos de la familia, ideal para disfrutar en verano y desconectar del ritmo de la ciudad. Hoy, a más de dos décadas de haber tomado aquella decisión tan importante, Agustina Cherri demuestra que invertir en un lugar con alma puede ser mucho más que una jugada inmobiliaria.