El FMI mantuvo las proyecciones optimistas para la Argentina y estimó que el país crecerá un 5,5% este año y la inflación rondará entre el 18 y 23% anual. El organismo apoya al gobierno de Milei y sostiene las estimaciones a pesar de los signos de estancamiento de la actividad económica local, la salida de dólares y de la desaceleración del crecimiento mundial. Los consultores que participaron del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central proyectan una inflación de 27%.
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El economista jefe del Fondo, Pierre-Olivier Gourinchas, sostuvo que “la economía argentina está experimentando una fuerte recuperación. Este es ciertamente un desarrollo muy bienvenido. Se ve apuntalado por mejoras en la confianza, en el crédito, los salarios reales y todo eso como resultado de un proceso de desinflación muy fuerte, muy exitoso hasta ahora, con una inflación que se espera para fines de este año en un rango de alrededor de 18 a 23% de tasa anual” y agregó que “es ciertamente un contexto muy sólido para la economía argentina, y esa fuerte recuperación realmente viene después de un año 2024 muy desafiante. Y eso explica gran parte de la diferencia con el resto de la región”. El funcionario del FMI destaca la desaceleración de la inflación, pero oculta el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores, jubilados por el ajuste en curso. La desocupación aumentó y el poder de compra de los salarios se mantiene en niveles por debajo de noviembre de 2023 previo a la asunción de Milei. Así como tampoco se menciona que el mismo organismo concederá un “waiver” porque el ministro Caputo incumplió la meta de acumulación de reservas del acuerdo. Ya se fugó casi la mitad del primer desembolso del Fondo.
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A pesar del optimismo del FMI la actividad local podría cerrar el 2025 con un nivel similar o más bajo que el de 2017 o 2015. Es decir, no se revierte la situación de estancamiento estructural. Tampoco existen nuevos motores que impulsen una recuperación vigorosa. Mientras crecen las dudas si el Gobierno llega con los dólares para evitar nuevos cimbronazos cambiarios.
Las estimaciones para Argentina duplican al promedio de la región: en América Latina y el Caribe se proyecta un crecimiento económico de 2,2% en 2025, por debajo del 2,4% registrado en 2024, pero el FMI espera que se recupere este porcentaje el año próximo.
Según el Fondo, Brasil crecerá 2,3%, a pesar de que el país integra la lista de los que «tendrán grandes déficits fiscales en un contexto de niveles históricamente altos de deuda pública». Y calculó que México tendrá un crecimiento de 0,2%, después de proyectar en abril una contracción del 0,3% por el impacto de los aranceles.
Perspectivas mundiales
El FMI proyecta tasas de crecimiento mundial del 3,0% en 2025 y 3,1% en 2026, es decir, una revisión al alza respecto de las proyecciones en la edición de abril de 2025 de Perspectivas de la economía mundial. Según el organismo esto es producto del “adelanto de las importaciones antes de la subida de los aranceles, así como a tasas arancelarias efectivas más bajas, mejores condiciones financieras y la expansión fiscal en algunas jurisdicciones importantes”.
En tanto, el informe prevé que la inflación mundial descienda, pero que en Estados Unidos permanezca por encima del nivel establecido como meta. Se proyecta que el nivel general de inflación a escala mundial descienda al 4,2% en 2025 y 3,6% en 2026.
Sin embargo, el organismo advierte que un repunte de las tasas arancelarias efectivas podría refrenar el crecimiento. “La elevada incertidumbre podría empezar a lastrar más la actividad, al tiempo que van venciendo los plazos para la aplicación de aranceles adicionales sin que se logren avances en torno a acuerdos sustanciales y permanentes”, señala el FMI.
El Fondo alerta que “las tensiones geopolíticas podrían provocar trastornos en las cadenas mundiales de suministro y hacer subir los precios de las materias primas. Un aumento de los déficits fiscales o de la aversión al riesgo podría incrementar las tasas de interés a largo plazo y endurecer las condiciones financieras mundiales. Esto, sumado a las inquietudes de fragmentación, podría reactivar la volatilidad en los mercados financieros”. El FMI como exige siempre (sin importar para qué país) señala que las políticas tienen “que reponer los márgenes de maniobra fiscal y ejecutar reformas estructurales sumamente necesarias”, es decir ajuste y contrarreformas que recaen sobre la clase trabajadora.
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