Desde hace ya varias décadas, la cultura occidental viene incorporando una práctica oriental ancestral: el yoga y la meditación. Y aunque se la considera a menudo como una herramienta para el autocuidado y el bienestar emocional, su importancia y aportes superan los beneficios terapéuticos y las mejoras en la salud mental.
Y también influye que —entre las motivaciones para meditar— se suman, a las explicaciones emocionales o psicológicas, aportes de religiosidad, espirituales y filosóficos, usualmente provenientes de países como la India.
Más jóvenes meditando
Desde el año 2018, las mediciones sociales reflejan un aumento significativo de la cantidad de las personas que meditan. Y así destaca que, hace apenas siete años el 29% de las personas informaba hacer estas prácticas a nivel mundial. Ahora, en 2025, esa cifra creció al 35%.
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Investigadores locales en países donde la práctica ha aumentado significativamente (del 50% al 90% de aumento, por ejemplo, en países tan diferentes como Finlandia, Grecia y Argentina), señalan que el aumento puede atribuirse a que muchas personas se vuelcan a estilos de vida más saludables y prácticas dirigidas a lograr el equilibrio interior.
Meditar es más fácil de lo que parece
Algo particular de este fenómeno es que existe una correlación inversa entre la edad y la práctica de mindfulness: el 40% de los jóvenes de 18 a 24 años afirma practicarla al menos algunas veces, mientras que sólo lo hace el 26% de los mayores de 65 años.
Sin embargo, en todas las regiones, la mayoría de las personas nunca, o solo ocasionalmente, practican mindfulness. A nivel mundial, existen diferencias significativas entre países. Más de la mitad de las personas de India (79%), Pakistán (56%), Marruecos (57%), Malasia (55%), México (55%), EE.UU. (54%) y Filipinas (51%) afirman meditar al menos a veces. Por el contrario, menos del 20% lo hace en Indonesia (14%), Brasil (17%), Noruega (18%), Polonia (19%), Turquía (19%) y Chile (20%).
¿Con qué frecuencia Ud. que practica meditación o mindfulness?
En Argentina, la consultora WIN Voices! hizo una encuesta entre población adulta le preguntó a más de 35 mil personas. En ese trabajo el 41% declara practicar meditación: un 20% lo hace con regularidad y un 21% de manera ocasional. En contraste, el 57% afirma meditar con menos frecuencia.
Ese 41% que hoy declara practicar meditación, marca un crecimiento del 60% respecto a 2018, cuando solo el 26% la practicaba, posicionando al país entre los que más han incrementado esta actividad a nivel global.
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La práctica es más habitual entre mujeres (24% vs.16% en hombres), en personas de 50 a 64 años, entre quienes cuentan con mayor nivel educativo (48% vs. 35% primaria y 43% secundaria).
También se incrementa en los sectores socioeconómicos altos: 55% en ABC1 frente a 43% en C2C3 y 35% en DE. A nivel geográfico, se observa una mayor frecuencia en CABA (49%) respecto al GBA (42%) y el interior del país (40%).
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A diferencia de la tendencia global, donde los jóvenes lideran la práctica del mindfulness, en Argentina se observa que la meditación es más frecuente entre personas de 50 a 64 años, lo que sugiere que en el país esta práctica está más consolidada en generaciones adultas.
Cambio cultural
Según comentó Constanza Cilley, Directora Ejecutiva de la consultora Voices y la analista a cargo de concretar este estudio, «la notable expansión de la meditación en la Argentina —que creció un 60% desde 2018— se inscribe en un cambio cultural más amplio: el tránsito desde las religiones tradicionales hacia formas más personales, flexibles y diversas de espiritualidad».
«Según nuestros datos, la pertenencia al catolicismo en Argentina pasó de cerca del 80% en los ochentas a apenas arañar los 60% en la actualidad. Esta transformación no implica necesariamente una pérdida de fe, sino una búsqueda de sentido por otras vías. La meditación aparece así como un anclaje emocional, una práctica íntima que responde tanto al deseo de bienestar como a una necesidad profunda de conexión en un mundo acelerado y fragmentado», completó.
ff