Hace casi 10 años que un decreto nacional declaró a la localidad cordobesa como poblado histórico. Son solo 15 en todo el país y La Cumbre ocupa el puesto número 14 (seguida por Villa Tulumba).
Desde entonces, los esfuerzos por atraer cada vez más turismo a la zona la han convertido en un fuerte polo gastronómico, con una agenda cultural que se mantiene viva durante todo el año.
Con 45 hoteles de distintas categorías (que van desde un camping y el hotel del sindicato Luz y Fuerza, a nuevos emprendimientos como la recientemente recuperada Casa Toledo) desde el municipio apuestan a atraer diferentes públicos. “Aquí hay mucho turista de paso, que no se hospeda en La Cumbre, pero que sí nos elige para hacer parapente, jugar al golf o por la gastronomía”, empieza diciendo Paola Olmos, secretaria de Turismo del municipio.
Años atrás, la localidad se caracterizaba por un turismo que la visitaba en enero: eran principalmente familias que llegaban de Buenos Aires o Rosario, a hospedarse en sus casas de veraneo. Pero después de la pandemia, la forma de hacer turismo se modificó: “Hoy tenemos turistas durante todo el año; si bien los números no destacan, lo cierto es que logramos romper la estacionalidad”, dice la funcionaria.
Atractivos turísticos. Más allá de la belleza natural que caracteriza al poblado y paseos como el ascenso al Cristo Redentor (una escultura de 7 metros diseñada por el artista Ramacciotti en 1954), que tiene la vista panorámica más bonita de todo el poblado, en la zona hay 15 casas de té, lo que las ha llevado a realizar una vez al año el evento Five O’clock.
“Esta fiesta de té se hace en julio y en 2025 va a cumplir 10 años. Tenemos convenios con productores de Misiones, pero planeamos atraer a muchos más, usando el eslogan: el té se produce en Misiones pero se disfruta en La Cumbre”, dice Olmos.
Otro de los atractivos es el Desafío del Río Pinto, una carrera de ciclismo de montaña que en 2025 tendrá su edición número 29.
ATRACTIVOS. El Desafío del río Pinto, La fiesta del té (foto) y La noche de arte son algunos de los eventos que son ya un clásico en La Cumbre.
Cuna de artistas. Uno de los pioneros en instalarse en la zona, a fines de la década de 1960, fue ‘Manucho’ Mujica Lainez y en la actualidad son casi 50 los artistas reconocidos (muchos a nivel mundial) que han elegido este destino para vivir.
Con cinco museos en la localidad, la agenda cultural pisa fuerte y ofrece diversas actividades durante todo el año. Uno de los eventos más importantes es ‘La noche de arte’, que con dos eventos anuales, lleva realizadas 30 ediciones.
Las actividades se completan con ciclos de cine, muestras y festivales. “Tenemos ciclos de cine francés y presentaciones de películas con directores de Córdoba y Buenos Aires. Además, en la Sala Caraffa hay una muestra colectiva que mantendremos con entrada libre y gratuita durante todo enero y febrero. Y el 17 y 18 de enero se hará el festival de jazz, que se viene realizando desde hace varios años”, detalla Carlos Spinelli, secretario de Cultura municipal.
Como dato, la Sala Caraffa registró casi 50.000 visitantes en el último año y apuesta a la construcción de nuevos públicos con un programa de visitas guiadas con chicos de las escuelas de la zona. “Es interesante porque luego esos chicos vienen a hacerles la visita guiada a los padres”, afirma Spinelli.
Trabajo mancomunado. Desde 2015 empezó a funcionar un ente mixto regulador de turismo, que conformó una mesa entre el sector público y el privado. “Este año hemos sumado al Centro Comercial como partícipe en esa mesa. La articulación es muy difícil pero estamos intentando traccionar y creo que el trabajo que venimos haciendo se nota”, dice Olmos.
Evergreen, con todo el encanto neocolonial
BOUTIQUE. La casona data de 1923 y está ubicada a 1,8 kilómetros del casco urbano.
Invitados por la Municipalidad de la Cumbre, nos alojamos en una posada ubicada en la ladera oeste del cerro Viarapa (Patricias Mendocinas 153).
Se trata de una casona de estilo colonial que en 2017 abrió sus puertas como posada boutique y cuenta con tres habitaciones (y capacidad para ocho huéspedes).
Abierta durante todo el año y atendida personalmente por Verónica, su dueña, la posada conserva el espíritu original de su arquitectura y sus espacios invitan al huésped a sentirse “como en casa”.