En una acción coordinada con inteligencia aérea, la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) logró inhabilitar una pista de aterrizaje clandestina en la parroquia Colonche, en la provincia de Santa Elena, a 157 kilómetros de Guayaquil. Este operativo, realizado en el marco de los esfuerzos para combatir el narcotráfico, busca desarticular las rutas utilizadas por organizaciones criminales para el transporte de sustancias ilícitas.
La pista clandestina, ubicada en una zona rural de difícil acceso, estaba siendo utilizada presuntamente por narcos para facilitar el tráfico aéreo de drogas. Según la información oficial de la FAE, esta operación se llevó a cabo tras un trabajo de inteligencia que permitió localizar la infraestructura. Posteriormente, se procedió a su inhabilitación con maquinaria pesada, dejando la pista inutilizable para cualquier tipo de aeronave. La FAE destacó que esta acción es parte de su compromiso continuo en la lucha contra el narcotráfico, en colaboración con otras instituciones de seguridad del Estado, según se lee en su publicación en X.
El uso de pistas clandestinas no es un fenómeno nuevo en Ecuador, pero ha ganado notoriedad en los últimos años debido al incremento de actividades relacionadas con el narcotráfico en el país. De acuerdo con un informe del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), publicado en 2023, las narcoavionetas que vuelan sobre Ecuador “son pilotadas por exmilitares y pilotos, primordialmente mexicanos y en menor medida ecuatorianos”.
El OECO explicó que el crimen organizado ocupa estas avionetas para importar grandes sumas de dinero; para importar armamento sofisticado de uso militar como medio de pago y para la custodia del tráfico de drogas. Además, cuando parten desde Ecuador, sirven para transportar por vuelos directos cocaína hasta Centroamérica y México. Según el observatorio, en las provincias de Manabí y Santa Elena existirían 54 pistas clandestinas.
En agosto de este año, las Fuerzas Armadas de Ecuador anunciaron la inhabilitación de 30 pistas clandestinas en 2024. Según informaron las fuerzas militares entonces, la destrucción de estos espacios “ha permitido reducir a cero” el ingreso de estas aeronaves. En un comunicado oficial, el Ministerio de Defensa ecuatoriano indicó que “al no tener sitios seguros donde aterrizar y despegar llevando la droga a países de Centro América y México”, las narcoavionetas no han ingresado al país. Esto, de acuerdo a la institución, se ha corroborado “mediante el Sistema Cooperativo de Integración de la Información Situacional Aérea, que fue implementado a inicios de este año”.
Ecuador ha experimentado en la última década un aumento en el tráfico de drogas, posicionándose como un país clave en las rutas del narcotráfico internacional. Aunque no es un productor directo de cocaína, su ubicación entre Colombia y Perú, los dos mayores productores del mundo, lo convierte en un corredor atractivo para los carteles.
En este contexto, las pistas clandestinas representan un eslabón crucial en la cadena logística de los narcotraficantes. A menudo, estas infraestructuras son construidas en zonas rurales donde la presencia estatal es limitada, lo que facilita su operación sin ser detectadas por largos períodos. Las autoridades han identificado que aeronaves ligeras cargadas de cocaína ingresan al país desde el norte, y desde Ecuador los cargamentos son trasladados a regiones costeras para ser embarcados en lanchas rápidas o semisumergibles hacia Centroamérica y el Caribe.
El incremento de actividades relacionadas con el narcotráfico en Ecuador ha traído consigo una serie de problemas que afectan directamente la seguridad nacional y el bienestar de la población. La violencia derivada de disputas entre bandas criminales por el control de rutas y territorios ha alcanzado niveles alarmantes. Además, el narcotráfico ha permeado las instituciones, con casos recientes de funcionarios vinculados a organizaciones criminales.
En los últimos años, Ecuador ha firmado acuerdos con países como Estados Unidos para combatir el tráfico de drogas. Estos acuerdos incluyen el intercambio de inteligencia, capacitación para las fuerzas de seguridad y apoyo logístico para operaciones antidrogas.