martes, 22 abril, 2025

En Flores: una multitud de fieles se congrega en la iglesia donde Francisco sintió el llamado de Dios para homenajearlo

El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, encabeza la misa del último adiós al papa Francisco en la Basílica de San José de Flores, sobre la avenida Rivadavia a metros de Indarte, en el barrio porteño homónimo. Allí el fallecido pontífice creció junto a su familia y se formó en la religión católica. Bajo la premisa “Por el eterno descanso”, la ceremonia congrega a unas mil personas. Entre ellas, la vicepresidenta Victoria Villarruel; la vicejefa de gobierno porteño, Clara Muzzio; el diputado Leandro Santoro y el ganador del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.

El criterio del pontificado fue que Dios nos ama con locura, que Dios nos ama mucho y que nunca se cansa de perdonarnos, que somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón. Por eso, una vez más y con el corazón arrepentido, nos ponemos delante del Señor y le pedimos perdón por nuestra falta”, expresó en el inicio García Cuerva.

La vicepresidenta Victoria Villarruel participa del homenajeRodrigo Néspolo – LA NACION

“Solo recogimiento y acompañar a los católicos y al pueblo argentino en el dolor que sentimos por la pérdida de nuestro Santo Padre. Solamente quiero hablar hoy de lo que fue el papa Francisco, todo lo que ocurra después lo hablamos en otro momento”, se limitó a decir ante la prensa Villarruel, a la altura de las escalinatas de la basílica.

Fundado el 18 de febrero de 1883, el histórico templo de Flores fue la sede donde a mediados del siglo XX Jorge Bergoglio decidió dar sus primeros pasos e incursionar en la formación que casi sesenta años después lo congregaría como el jefe de la Iglesia Católica, el primero de origen argentino y también el único hasta el momento proveniente de América Latina.

Una multitud de fieles se congrega en la iglesia donde Francisco sintió el llamado de Dios para despedirloRodrigo Néspolo – LA NACION

“Lo conocí cuando yo estaba entrando al seminario, especialmente, en algunas lindas conversaciones con él, con mis compañeros de aquel entonces, sobre Jesús, sobre la vida, la Iglesia. Era una persona que se destacaba por su cercanía para vincularse. En esa época, el Papa en funciones era Benedicto XVI todavía y él nos invitaba siempre a leer los libros de Jesús de Nazaret y a dejarnos a todos abrazar por la misericordia de Dios”, comentó Patricio Ossoinak, uno de los vicarios párrocos.

Durante la jornada, en el confesionario donde, según una estatuilla dedicada a su memoria, “el 21 de septiembre de 1953 Jorge Mario Bergoglio atendió el llamado de Dios para convertirse en sacerdote”, se dispuso un altar de velas junto a un buzón de cartas. Allí, fieles y admiradores de su figura tuvieron la oportunidad de escribir dedicatorias y ofrecer sus rezos finales. Hasta el lugar se acercaron vecinos, amigos y colegas, varios de los cuales mantuvieron contacto hasta el último momento con quien en el pasado habían llegado a conocer como “padre Bergoglio” o simplemente “Jorge”.

Leandro Santoro, en la misa por la muerte de FranciscoRodrigo Néspolo – LA NACION

Tengo mucha tristeza, mucha tristeza. Nunca dejó de estar con nosotros, por más que su lugar ahora era en Roma, siempre nos mandábamos videos, cartas y estaba con nosotros. Se reía mucho, festejaba todo lo que nosotros hacíamos. Era como uno más del grupo, era un sol para nosotros”, comentó entre lágrimas al pasar una señora, quien prefirió no revelar su nombre. “Sí, yo me confesé con él. Me agarraba las manos y me apretaba las manos con esas manos flaquitas, frías, cuando era párroco, cuando fue obispo. Entonces, ¿cómo no lo voy a recordar? Acá lo tengo en el corazón”, completó.

García Cuerva calificó la partida del Papa como “la muerte del padre de todos” e hizo hincapié en que “mostró la necesidad de reformas y transparencia en la Iglesia”, por lo que “quizá fue tan criticado”, consideró. En un emotivo discurso, agregó que “hoy hay oscuridad y es de noche porque sentimos la orfandad”, pero llamó a “encontrar la luz” y “a soñar con una misma humanidad como hijos de esta misma Tierra que cobija a todos”, una guía “que él nos predicó en la llamada revolución de la ternura”.

Misa en la Basílica de San José de Flores por la muerte de FranciscoRodrigo Néspolo – LA NACION

“Dije esta mañana que sentíamos todos que se nos murió papá. Se nos murió el padre de todos. Se nos fue nuestro querido papa Francisco. Y como si fuese un ritual familiar, hoy, después de haber vivido el impacto de la noticia, venimos aquí, a esta Basílica de San José de Flores para como familia, como hermanos, como hijos, poder venir a la casa de papá, la casa en la que despertó su vocación. Casi como un ritual, volvemos los hijos para terminar de despedir a nuestro padre”, marcó.

De acuerdo con García Cuerva, “la gran tentación de la humanidad es tapar los problema”. Sin embargo, en su gestión al frente de la Iglesia Católica, Francisco llamó a “parar con la guerra”, discutió “el tráfico de armas”, “puso sobre la mesa la desigualdad” y “no quiso tapar que lamentablemente para nuestros jóvenes el futuro es incierto y los animó a soñar”.

El arzobispo Jorge García CuervaRodrigo Néspolo – LA NACION

En ese sentido, el arzobispo remarcó: “Francisco puso los problemas sobre la mesa y será hora de que ahora nos tengamos que hacer cargo entre todos, no de ser especialistas en diagnósticos, sino en buscar soluciones a esos problemas. Creo que nos invitó a levantar la mirada, no quedarnos y hacer de la Iglesia un museo de recuerdos”.

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