Hoy la ciudad de Córdoba conmemora 452 años desde su creación. En 1573, a orillas del río Suquía, Jerónimo Luis de Cabrera fundó la entonces llamada Córdoba de la Nueva Andalucía, en homenaje a la tierra natal de la familia de su esposa, Luisa Martel de los Ríos. Con el tiempo, la Córdoba argentina se transformó en una de las principales ciudades del país e incluso en la más poblada (tiene casi dos millones de habitantes) entre las que comparten este nombre en América Latina y España.
Además de la histórica ciudad andaluza —fundada en el año 169 a.C. por el romano Claudio Marcelo—, el nombre se repite en distintas regiones de Iberoamérica. En México, Córdoba es una ciudad ubicada en el estado de Veracruz; en Venezuela, un municipio del estado Táchira; y en Colombia, además del departamento de Córdoba —uno de los 32 que conforman el país—, existen otras tres alcaldías llamadas Córdoba, situadas en los departamentos de Nariño, Bolívar y Quindío. Aunque cada una de estas ciudades tiene su propia historia, geografía e identidad, comparten ciertos rasgos culturales y simbólicos que las vinculan entre sí.
Con el objetivo de visibilizar y poner en diálogo a estas ciudades homónimas, la editorial cordobesa Hermanamientos, impulsa un proyecto de cooperación cultural que reúne publicaciones digitales gratuitas en torno a estas Córdobas iberoamericanas.
Una red de memorias compartidas
En el sitio de la editorial se pueden descargar libros como Las Córdobas del mundo, Las Córdobas de Iberoamérica y La ruta de las Córdobas, que abordan desde distintos enfoques las similitudes y diferencias entre estas ciudades: su historia fundacional, sus vínculos con los ríos que las atraviesan, su relación con el entorno natural, el desarrollo agropecuario y las marcas culturales que las definen.
Una de las curiosidades que menciona el proyecto editorial es que, a diferencia de lo que se suele creer, no todas las Córdobas deben su nombre a la ciudad española. En realidad, la única que fue nombrada directamente en homenaje a Córdoba de Andalucía fue la argentina. La ciudad de Córdoba en Veracruz, México, tomó su nombre del virrey Diego Fernández de Córdoba, mientras que las Córdobas de Colombia y Venezuela rinden tributo al general José María Córdova, un militar colombiano que fue una figura importante en las guerras de independencia del siglo XIX.
Más allá de la diferencia en sus orígenes, hay ciertos elementos que comparten: tres de estas ciudades llamadas Córdoba están atravesadas por un río —el Suquía en Argentina, el Guadalquivir en España y el Sinú en Colombia— y muchas se encuentran en entornos montañosos o de gran riqueza natural. Varios de estos territorios comparten una economía ligada al agro y, en algunos casos como el de Quindío (Colombia), al cultivo de café. El desarrollo urbano en torno al agua, la fertilidad de sus suelos y el vínculo con el paisaje son rasgos que las conectan.
También hay coincidencias en lo simbólico. A los habitantes de Córdoba, tanto en Argentina como en España, Colombia y México, se los llama “cordobeses”. Y no son pocos los que destacan el humor, la musicalidad del habla y ciertas expresiones culturales compartidas, aunque cada ciudad mantenga su impronta local y su historia particular.
El aniversario de la fundación de la Córdoba argentina -conocida también como “la Docta” por haber sido la primera ciudad del país con una universidad pública-, es una buena oportunidad para conocer no solo su historia, sino también la de otras ciudades que, desde distintas coordenadas de Iberoamérica, comparten su nombre y proyectan una identidad en común. A través de estos libros, escritos por cordobeses de Argentina, México, España, Colombia y Venezuela, esas voces se conectan y enriquecen mutuamente.